domingo, 1 de mayo de 2011

Máquinas

Máquinas




Aviso

El debate ha empezado, es divertido, agradable y divertido. Podemos decir algo, esto no es una pelea, ni una guerra; como lo proponen es: autoayuda programada, esto es parte de la terapia. Aquí no vamos a ver quién sabe más, ni quién escribe mejor. Creemos que se debe pensar, hacer uso y ejercicio de nuestra profesión. Esto va con los que estudiaron letras, los que de alguna manera se forman para ser críticos literarios, por lo mínimo, lectores especializados.

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La velocidad transforma el punto en línea
Delleuze y Guattari

A falta de manifiesto especialización en el oficio.

¿Cuál es el problema de jugar a Prometeo? Vamos de la raíz al árbol, para desmembrar sus frutos. La propuesta no está en desarticular lo inarticulable, más bien partamos de la imposibilidad que significa escribir desde un centro. Pensemos en el blog como la plaza sin lugar, o el lugar desplazado. Démosle brillo, recordando a Antonia Palacios, el blog es una plaza ocupando un lugar desconcertante. La escritura como un proyecto imposible de desconexiones que interactúan en desplazamiento, en auge, en caída.

Escribir desde el imposible. Ataquemos la hendidura, movamos el obturador de la cámara para captar la fuga. Sin conexiones la desconexión no existe.

En la primera parte, pudimos introducir el problema. Y si me preguntan por qué escribimos en plural, les respondo que yo, somos muchos, y su vez somos ninguno de lugar. El final iniciático de la última línea de nuestraFe de errata: “Eso no es un poema y si es antipoesía o postpoesía, [y agrego ahora] es otra cosa”, no es más que la primera caída dentro de la propuesta. Desclasificar implica la clasificación, no podemos desequilibrar un mundo enteramente pitagórico, digamos binario, dicotómico, aburrido e intenso desde la huella que nos invita a lo solo. Para construir debemos buscar el intermedio, y seguir el camino irremediable que nos invita a cruzar los extremos. Hacernos vértices, colisionar los opuestos.

Acelerar la caída no acerca al poema a una puesta en abismo, lanzarse al vacío no es un anhelo de salvación. El allá, más allá no existe, es una visión del afuera que nos desuella. La alternativilidad/lo alternativo, es una trampa de lo común, es un juego hegemónico. Quitémosle el ratón al controlador que nos da clik en borrar. Reacomodando los versos de uno de nuestros poetas en desplazamiento continuo “Hacer de un verbo/lugar/ plaza/ sin armas/ vértigo de la caída”, pensemos al poema sin el poema, pensemos al blog sin la red, detengamos la transferencia. La ausencia nos lleva a la esencia entonces “la angustia abrirá a mis ojos grandes horizontes espirituales”, la carrera es una ilusión a la representación del vértigo. El distanciarse presume un acercamiento, ¿dónde es el centro de la estridencia, lo discontinuo? Habremos de hallarlo. Si no tienen idea de por qué se debe buscar, repítanse frente al espejo “el poema es una trampa de sentido/ que captura nada”.

La inclasificación deviene en clasificación. No nombremos monstruos, porque nombrar es una forma de creación, y toda enunciación posee la libertad de definirse por sí misma, mutar, variar, hasta hacerse forma de sistema. Todo deviene en máquina. Enfrentémosla, o creemos una que nos dé el control de la torre. El texto literario se inserta dentro de un complejo sistema de valores simbólicos, hallar las conexiones existentes que lo significan es nuestra tarea. Partamos de las significaciones que nos ofrecen los textos artefactos de los blogs para redimensionarlos hasta quitarles su valor de representación. La maquina sin energía no funciona, fabriquemos las pilas que generan las significaciones de los textos. De eso se trata todo. Aunque en oposición entendemos que para algunos el texto del blog es un instrumento de representación. Es decir, el texto desimbolizado como objeto de representación para vincularlo a una funcionalidad que le resta cualquier carácter de literariedad que pretenda. Un texto carente de una ideología que sustente su politicidad, un texto ausente. Un texto que se legitima en medida que se totaliza como instrumento.

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Nombrados por orden de aparición:

Imagen: Cruz Díez. Fisiocromía.
Willy Mckey. Vocado de orfandad (2007).
Roberto Arlt. El juguete Rabioso (1926).
Julio Miranda. La vida del otro (1983).

sábado, 23 de abril de 2011

Fe de errata

Despoetizar

Hace casi un mes hablaba con mi maestro sobre mis intenciones de escribir poemas experimentales. Escribo “experimentales” y me digo des-poe-ti-za-dos y pienso en Agustín Fernández Mallo un tipo que alguna vez vi en la Bienal de literatura Mariano Picón Salas en Mérida, de quien nunca me olvidaré por su cuerpo delgado, su cabello despeinado, la camisa del Chapulín Colorado que tenía puesta y ese aire de “científico loco” que da su apariencia más su título de físico. El día que lo escuché yo estaba más chamo, y todavía veía con cierta distancia e ingenuidad el qué hacer literario, pero aún así recuerdo que muchas de las cosas que dijo me gustaron. Ahora no las recuerdo con claridad ni exactitud, tendría que buscar las notas que tomé para recordarlo bien. Pero, lo que sí es cierto que años después un amigo me llevó el libro Postpoesía fotocopiado a mi casa y me dijo léete esta vaina y repártelo. Cumplí con leerlo, con repartirlo aún no.

Ahora bien, a qué viene todo esto. Es un poco complicado no sentirse atraído por un síntoma de degeneración en el poema bonito, ese poema que es como la casa del ser. Esa palabra honda, reflexiva, profunda, depurada. Pensar que uno tiene el sustento teórico para llegar a una fiesta de gente rica a la que no lo invitaron con un bate, partirlo todo coronarse como rey de la fiesta y ser el dj, eso es divertido. El libro de Fernández Mallo está bien, pero está bien para los españoles, Latinoamérica, Venezuela, no está a falta de esas cosas (y aquí, es donde se empieza a armar la callapa y veo a mis panas caminar contra mí). Nosotros tuvimos el efecto Nicanor Parra con la antipoesía por allá en el 54. La postpoesía es del 2009. Cincuentipico de años, por la bajita. Si me dicen que la postpoesía es rizomática, bien. Pero, ¿Ajam, y qué? Les apuesto lo que sea que mis otros panas blogueros no tienen la idea de lo que es un rizoma ni conocen a Delleuze. Ahora bien, por qué digo todo esto. La respuesta es simple, he notado con preocupación el nacimiento de una pandemia, esto es peor que la gripe porcina en el 2010 y CNN broadcasting live from Atlanta talk, talk, talking about influenza flu. Oh sí.

¿Estás conectado?

Los novísimos poetas venezolanos se dividen en dos grupos: 1) Los que tienen vida online: se mueven dentro del circuito del internet, escriben en blog que suelen ser muy frecuentados, comparten lecturas vía email, conversan vía chat, muchos jamás se han cruzado las manos. 2) Los que tienen una vida dentro de los circuitos literarios: suelen verse en los eventos literarios organizados por cualquier institución, frecuentan los talleres de creación literaria, están trabajando un libro desde hace algún tiempo, guardan la esperanza de una publicación, conocen una que otra persona del medio (algo así vieja escuela).

¿Dónde está el problema? El problema está en el salto de la pantalla de la computadora a la vida real. El problema que estos escritores suelen tener al saltar al mundo real es un terrible contraste con su mundo virtual en el cual la amistad y la cordialidad abunda. La entrada al mundo real para estos escritores puede ser tan traumática que jóvenes autores, como el merideño David Parra, han publicado entradas en su blog tratando el tema. Estos ejemplos nos muestran el fenómeno que tarde o temprano íbamos a ver llegar: ¿Cuál es el espacio de los blogueros?

Recientemente la maracayera Maily Sequera organizó para la semana del Día Mundial de la Poesía (21-26 abril) una serie de recitales 2.0. Estos recitales que incluyeron a poetas en su mayoría blogueros sin publicaciones conocidas, abarcaron las ciudades de Valencia, Barquisimeto, Maracay, Maracaibo, Barinas, Mérida y Caracas. Los recitales consistían en la transmisión online vía tweetcam de la lectura de los poemas del poeta o poetas del programa. Pero luego de haber visto y oído la muestra de poesía uno se pregunta ¿qué hay detrás de todo eso? Quiero ser ingenuo y repetirme mil veces que no hubo una otra intencionalidad que verse la cara y hacer comentarios divertidos. ¿No estaremos ante la afirmación de un espacio por parte de los blogueros? Algo así como este espacio es nuestro, somos una generación 2.0 no entramos en el papel, así que el papel no entra en la web, no en la nuestra. Saber que existe una distinción entre los jóvenes escritores 2.0 y los jóvenes escritores del papel impreso me tiene sin cuidado. Lo que me preocupa es el valor estético de los textos que están siendo creados.

Decirlo todo

Lo que me motivó a escribir esto que en ningún momento pensé que tomaría este tono de disección fue tomar una postura ante el fenómeno. Creo que muchas personas que suelen autodenominarse como “escritores”, “poetas” etc… carecen de un proyecto literario, no tienen proyección, incluso (y ojalá esté equivocado) carecen de lecturas que los orienten en su qué hacer literario. Se suman a una corriente que les llega por otros autores (impresos) del circuito literario regional sin tener en cuenta una reflexión teórica sobre el texto, digamos el objeto que están creando, que para muchos no tiene nombre y con llamarlo “urbano” les basta. Escribir, está de moda. Luis Chataing, Erika de la Vega, Ricardo Montaner, Luis Fernandez tienen libros con varias reediciones. Escribir es bien.

En las I jornadas Internacionales de Literatura Venezolana contemporánea realizadas en la Universidad Simón Bolívar el pasado mes de marzo, hubo dos mesas destinadas a la producción literaria online de Venezuela, no asistí a esas mesas, pero que la academia le llamé la atención el tema, es un guiño.

Si los estudiosos de la literatura venezolana se están tomando en serio al espacio virtual de los escritores venezolanos, sería justo que los mismos escritores del blog se tomen en serio. El poeta Santiago Acosta (poeta impreso) escribía en su blog:

La mayoría de los blogs y revistas digitales que conozco hablan de narradores, poetas y libros. ¿Cuántos hablan de otros blogs?, ¿cuántos se dedican a ordenar y evaluar el contenido de los cientos de blogs literarios dispersos en el hiperespacio? El pequeño pelotón de blogueros y críticos literarios venezolanos 2.0 no presta demasiada atención a lo que debiera ser una de sus principales especialidades: la literatura en Internet.

La pregunta que me surge de todo esto es ¿Están conscientes nuestros noveles autores 2.0 del alcance de sus textos?, ¿Escriben por hobby?, ¿Tienen un filtro para la publicación de sus textos? El principal síntoma de decadencia de la novel literatura bloguera es: decirlo todo. Se nota en la mayoría de los textos poemas con un mote romántico - neovanguardista... Un uso del lenguaje hipercotidiano, muy venezolano, un hibrido del español venezolano pluridialectal (es un tema exquisito para cualquier lingüista), el uso frecuente de palabras que aluden a un tono violento, agresivo, fuerte, descolocado. Algunos textos pueden parecer atractivos, otros son cefalea sin acetominofén. Se nota en la mayoría de los textos un estilo conversacional que hacen recordar a Miyó Vestrini, Willian Osuna y algunos poemas de Hanni Ossot, pero no basta. No basta la lectura de algunos poemas porque se puede confundir el poema con el epistolario. Y disculpen si hago estos pequeños cortes de estilo, que le dan la razón a Fernández Mallo, mejor a Nicanor Parra. Pero, lo que más daño le está haciendo a nuestros jóvenes poetas 2.0 es la falta de crítica. Si no comenzamos a tomarle el pulso a estos chicos que podrían pasar de un momento a otro al mundo impreso, estaremos cayendo en la crítica complaciente aduladora que tanto daño le ha hecho a nuestra literatura. Tomo partido a la hora de salvar el voto por parte de la crítica, pero por parte de los mismo escritores hay por sobre todo un serio problema teórico - estético. Un escritor se forma, un escritor se hace, no nace. Entre sentarse a escribir un poema y darle click al botón de “subir”, y pensar el poema, escribir el poema, trabajar el poema, llevarlo a la imprenta, corregir la edición y el libro hay una distancia que, puede sonar pesado, marca la diferencia.

La poesía cobra

Cuando le dije a mi maestro que estaba escribiendo una poesía despreocupada, aunque eso sí con cuidado en cada verso, cuando le decía que salí de mí para ir a ver otros espacios. Me dijo Pedro cuidado con lo que haces, la poesía cobra. No sé si está de moda escribir a lo antipoético, a lo postpoesía. No sé si es bien, si es mal. Pero, no se puede creer que por nombrar la ciudad en versos, por narrar la caída de un moco, por hablar de los cachos de la novia, los tiros de los barrios se está rompiendo la estructura o se está creando algo nuevo. Yo desde un principio lo supe. La cosa está en el público. ¿A quién se le escribe cuando se es bloguero? ¿Qué escribe el bloguero?

Yo quise decir cosas que no podía decir de otra manera, pero por eso no me creía un poeta de avanzada. Ahora, justo ahora me arrepiento de haber subido a mi blog dos textos que son un desastre verbal “plastilina” y “ciudad”. No digo que no los pensé, pero el poema está en el más allá de las cosas, el lenguaje es la casa del ser. Quiéranlo o no. Y la poesía cobra. Frente al poema no nos podemos engañar. No se puede publicar todo, no se puede decir todo. Eso no es ser poeta, eso es otra cosa. Eso no es un poema y si es antipoesía o postpoesía, entonces no están haciendo nada nuevo.

Anexo los afiches de los recitales 2.0:




lunes, 20 de diciembre de 2010

Esto es lo que hay


Desde el 3 - 3 de la Torre L de Los Samanes. Algo de poesía y lecturas. Todo sea un golpe que hace falta. La mano quebrantadora de huesos de El Inca Valero, su banderita en el pecho. Golpes como los de Vallejo y golpes a lo Miyó. Golpes. Que hacen falta.